INTRODUCCIÓN
Una de las formas más comunes de violencia contra la mujer es la producida por su marido o pareja masculina. El hecho de que las mujeres a menudo tengan vínculos afectivos con el hombre que las maltrata y dependan económicamente de él, ejerce gran influencia sobre la dinámica del maltrato y las estrategias para hacerle frente. Aunque las mujeres pueden agredir a sus parejas masculinas, y la violencia también se da a veces en las parejas del mismo sexo, la violencia en la pareja es soportada en proporción angustiosa por las mujeres y producida por los hombres.
Desde hace mucho tiempo, las organizaciones de mujeres en todo el mundo han venido denunciando la violencia contra la mujer, en particular la originada por su pareja. Considerada inicialmente como un tema sobre todo de derechos humanos, la violencia masculina en la pareja se ve cada vez más como un problema importante de salud pública.
LA IMPORTANCIA DEL PROBLEMA.
La violencia en la pareja se refiere a cualquier comportamiento dentro de una relación íntima que causa daño físico, psíquico o sexual a los miembros de la relación. Como por ejemplo:
* Agresiones físicas, es decir; como abofetear
* Maltrato psíquico; como intimidación
* Relaciones sexuales forzadas y otras formas de coacción sexual.
* Diversos comportamientos dominantes como aislar a una persona de familia y amigos.
Cuando el maltrato se produce reiteradamente en la misma relación, el fenómeno suele denominarse “maltrato físico”.
El porcentaje de las mujeres que habían sido atacadas por su pareja en la actualidad varia de 3% o menos entre las mujeres de Australia, Canadá y Estados Unidos a 27% entre las mujeres que alguna vez tuvieron una pareja, en León, 38% de las mujeres casadas en la República de Corea, y 52% de las mujeres palestinas casadas en la Ribera Occidental y la Faja de Gaza.
Las investigaciones indican que la violencia física en las relaciones de pareja se acompaña a menudo de maltrato psíquico, y en una tercera parte a más de la mitad de los casos también hay abuso sexual. Menos de 10% de dichas mujeres involucradas habían experimentado solo maltrato físico.
La mayoría de las mujeres que son víctimas de agresión física por lo general se ven sometidas a muchos actos de violencia con el transcurso del tiempo. Entre las mujeres que notificaron una agresión física, 70% denunciaron maltrato grave.
La falta de una comprensión teórica clara de las causas de la violencia en la pareja y su relación con otras formas de violencia interpersonal ha frustrado las tentativas de montar una respuesta mundial eficaz.
Muchas mujeres no buscan la ayuda de los servicios o sistemas oficiales que tienen a su disposición. La manera en que estos grupos informales e individuos respondan determinará si una víctima de la violencia en la pareja adopta medidas o se refugia en el aislamiento y la culpa.
Un programa innovador en Iztacalco, por ejemplo, aprovechó los acontecimientos de la comunidad, los medios de información en pequeña escala y los talleres para ayudar a las víctimas de la violencia a hablar del maltrato que habían experimentado y a demostrar a los amigos y a otros miembros de la familia cómo afrontar tales situaciones de la mejor manera posible.
Hay una considerable superposición entre las causas que aumentan el riesgo de diversos problemas de conducta. Los conocimientos adquiridos a partir de la investigación sobre estos tipos de violencia también se superponen.
Por desgracia, actualmente existe poca coordinación entre los programas o los temarios de investigación sobre la violencia juvenil, el maltrato de los menores, el abuso de sustancias psicoactivas y la violencia en la relación de pareja, a pesar de que todos estos problemas coexisten regularmente en las familias. Las respuestas integradas de prevención que abordan los vínculos entre diferentes tipos de violencia podrían reducir algunas de estas formas de violencia.
La importancia de la prevención de la violencia masculina en la relación de pareja a menudo se ve eclipsada por la importancia del gran número de programas que, naturalmente, pretenden tartar las consecuencias inmediatas y numerosas de la violencia. Las causas de un ambiente así deben formarlos la nueva generación de niños, que deben alcanzar la mayoría de edad con mejores aptitudes que las que sus padres tenían en general para conducir sus relaciones y resolver sus conflictos interiores, con mayores oportunidades para su futuro y con ideas más apropiadas sobre la forma en que hombres y mujeres pueden relacionarse entre sí y compartir el poder.
CONCLUSIÓN.
La violencia en la pareja es un problema importante de salud pública. Para resolverlo se necesita la participación de muchos sectores que colaboren en los ámbitos comunitario, nacional e internacional. En cada ámbito, las respuestas deben incluir la fortaleza de las mujeres y las niñas, los servicios de extensión a los hombres, la atención de las necesidades de las víctimas y el aumento de las sanciones para los agresores. Es indispensable que en las respuestas se involucre a los niños y jóvenes, y que la atención se centre en cambiar las normas comunitarias y sociales. Los adelantos logrados en cada una de estas áreas serán la clave para lograr menos problemas de la violencia en la pareja en todo el mundo.